En los últimos años, hemos sido testigos de fenómenos meteorológicos cada vez más extremos y frecuentes en diversas partes del mundo. En el caso de Valencia y la región mediterránea, uno de los eventos más impactantes ha sido la intensificación de la DANA, que trae consigo fuertes lluvias, vientos y, en muchos casos, inundaciones. Detrás de este fenómeno se encuentra el vórtice polar, una pieza clave en la dinámica climática global que, al debilitarse, ha contribuido a la alteración de patrones de temperatura y precipitaciones en diversas latitudes.
¿Qué es el vórtice polar?
El vórtice polar es una gigantesca masa de aire frío y de baja presión que se sitúa sobre las regiones polares en ambos hemisferios. En el hemisferio norte, el vórtice polar gira en sentido antihorario y se mantiene en su lugar gracias a una corriente de vientos que actúan como una barrera natural, limitando el aire frío a las regiones árticas. Cuando el vórtice está fuerte y estable, confina el aire polar en la zona del Ártico, impidiendo que descienda hacia latitudes más bajas. Sin embargo, cuando el vórtice polar se debilita o se ralentiza, este aire frío puede escapar de su «encierro» y desplazarse hacia regiones más templadas, como Europa.
¿Por qué se ha ralentizado el vórtice polar?
El debilitamiento y ralentización del vórtice polar es un fenómeno complejo, que los científicos atribuyen, en gran parte, al cambio climático. Existen tres factores clave detrás de esta tendencia:
Calentamiento Ártico y pérdida de hielo: El calentamiento global ha provocado que el Ártico se caliente a un ritmo mucho más rápido que el resto del planeta, un fenómeno conocido como «amplificación ártica». Esta pérdida de hielo y el aumento de temperaturas reducen la diferencia de temperatura entre el Ártico y las latitudes medias, lo cual afecta directamente a la estabilidad del vórtice polar. Menos contraste de temperaturas significa vientos menos fuertes y, por tanto, un vórtice polar más débil y menos estable.
Cambios en la corriente en chorro: La corriente en chorro, o jet stream, es una corriente de aire rápido que circula a gran altitud y actúa como una «pared» alrededor del vórtice polar. Cuando el jet stream pierde fuerza, la corriente se vuelve más ondulante y propensa a desarrollar grandes meandros. Esto permite que el aire frío descienda hacia el sur y que el aire cálido ascienda hacia el norte, creando patrones climáticos extremos.
Calentamientos súbitos de la estratósfera: En ocasiones, la estratósfera del Ártico experimenta un calentamiento repentino, conocido como «calentamiento súbito estratosférico» (CSE). Este fenómeno provoca que el vórtice polar pierda aún más fuerza, deformándose y, en ocasiones, dividiéndose. El resultado es que el aire polar frío puede desviarse hacia latitudes bajas, aumentando la posibilidad de eventos climáticos inusuales en Europa, Asia y América del Norte.
La relación entre el vórtice polar y la DANA en Valencia
La ralentización del vórtice polar tiene efectos significativos en la formación de la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) en la región mediterránea, en especial en el este de España. La DANA, también conocida como «gota fría», es un fenómeno atmosférico caracterizado por el aislamiento de una masa de aire frío en niveles altos, que al interactuar con el aire cálido y húmedo del Mediterráneo, genera fuertes lluvias y tormentas.
Con la ralentización del vórtice polar y el cambio en el comportamiento de la corriente en chorro, es más probable que masas de aire frío lleguen a latitudes como la de Valencia, especialmente en otoño, cuando el Mediterráneo aún conserva el calor acumulado durante el verano. Esta combinación de aire frío en altura y aire cálido y húmedo en la superficie del mar crea un ambiente ideal para el desarrollo de fuertes tormentas. De esta forma, la DANA se convierte en un evento más frecuente y severo, con lluvias torrenciales y episodios de inundación que afectan la vida de miles de personas.
En Valencia y otras regiones del Mediterráneo, la intensificación de las DANA en los últimos años ha resultado en fenómenos meteorológicos extremos y devastadores. Las lluvias torrenciales asociadas a la DANA han provocado, en repetidas ocasiones, inundaciones en áreas urbanas, daños a la infraestructura y pérdidas en la agricultura. En algunos casos, las fuertes precipitaciones han llegado a saturar el terreno en poco tiempo, causando riadas y deslizamientos de tierra.
En conclusión, el debilitamiento del vórtice polar, impulsado en gran parte por el cambio climático, ha cambiado los patrones atmosféricos a nivel global, afectando especialmente a Europa y, de forma particular, al Mediterráneo. En Valencia, esta nueva configuración climática ha provocado un aumento en la frecuencia y severidad de la DANA, generando retos importantes para las comunidades y autoridades locales en cuanto a preparación y adaptación frente a estos eventos. La relación entre la ralentización del vórtice polar y los eventos de DANA destaca la necesidad de un mayor estudio y concienciación sobre los efectos del cambio climático en los fenómenos meteorológicos extremos que afectan nuestras vidas.